2. Ciudades de piedra

VIERNES DÍA 8. COMENZAMOS

Recorrido: Santa Suzanne-Evron-Mayenne- Lassay les chateaux- Domfront.
Pernocta: Saint Mars D’egrenne 48.5614°; -0.72916°

Como siempre, me despierto pronto, a las 6 pero consigo retomar mi sueño hasta cerca de las 7,30. Sobre las 8 estamos levantados. Luce un espléndido sol en un cielo azul. La temperatura es estupenda y nos disponemos a partir hacia Evron a donde llegamos en escasos 20'. Aparcamos a 300 metros de la Basílica de Nuestra Señora de la Espina y nos acercamos andando. No vemos que la ciudad tenga nada destacable, exceptuando esta impresionante iglesia gótico-románica.

Buscando la puerta de entrada, nos asomamos a los cuidados jardines de una abadía donde incluso los caminos están tapizados de cesped. No encontrábamos la entrada. (Esto nos pasó alguna que otra vez durante nuestro viaje, hasta que descubrimos que las puertas por estos lares están siempre cerradas y desde el exterior no se aprecia si están o no abiertas. Hay que empujarlas).
La basílica de Nuestra Señora de la Espina abarca desde los siglos X al XV y  constituye una extraordinaria muestra de la arquitectura religiosa medieval. 

El interior es impresionante con tres naves y unas bonitas vidrieras a las que ahora les da el sol por lo que la luz entra en el interior tamizada de colores.  

Lo más destacable, la magnífica capilla de San Crispín del XII con una pintura mural del Cristo en Majestad, y lo que constituye la  pieza maestra de la basílica: la magnífica estatua de Nuestra Señora de la Espina (siglo XIII), realizada en madera noble, recubierta con láminas de plata.

Regresamos para poner ahora rumbo al castillo de la Rocher en Mezengiers, pero el navegador nos mete por carreteruchas estrechas. Decidimos dar la vuelta y buscarlo de otra forma, por PDI’s,  pero el  resultado  es también frustrante ya que llegamos a un punto donde no es posible circular con la auto ya que las ramas de los arboles forman un frondoso túnel de muy baja altura.

También nos hace sospechar no haber encontrado ninguna señal de este castillo así que desanimados ponemos rumbo a Mezengiers. Cerca ya,  vemos las agujas de los tejados de lo que parece ser un castillo, pero aunque conseguimos llegar no teníamos sitio donde aparcar, así que frustrados y enojados por la pérdida de tiempo,  decidimos “sacudirnos el polvo” y continuar nuestro camino hasta Mayenne, desestimando Laval por tener que desviarnos 35 km hacia el Sur para luego subir otros 30 kilómetros más.

En Mayenne  no tuvimos problema para aparcar junto al rio, pero la ciudad...no merece mucho la pena. Bonita iglesia con una talla de un virgen románica policromada de Ntra. Sra de los Milagros y algún que otro edifico destacable, pero nada más. Parece que lo más sobresaliente es el castillo encaramado en la cima y cuya silueta domina desde hace más de mil años el curso del río Mayenne.

Este castillo ha sido sucesivamente palacio, fortaleza y prisión pero actualmente leemos que alberga una colección de piezas de juego así que decidimos  perdernos la visita a la exposición y regresar a la auto  para poner rumbo a Lassay les chateaux

Y este rincón escondido sí que merece la pena. Su imponente fortaleza  medieval  de los siglos XIV y XV a los pies de dos estanques que  reflejan su imagen como si fuera un espejo rodeado de vegetación  y de hermosas casas de granito, le confieren un aspecto increíblemente fotogénico.

Tras aparcar la autocaravana frente a este hermoso cuadro del lago reflejando la silueta del castillo (48.437815; -0,500153) nos acercamos a él.  Leo que es una extraordinaria muestra de la arquitectura militar de la Edad Media y de ella quedan la barbacana, el castillete y ocho torres que no podemos visitar por estar ya cerrado.
Nos internamos por sus calles llenas de vetustas  casonas de piedra con puertas y ventanas de colores, armoniosas, elegantes, sencillas....tambien supone otro atractivo para visitar esta localidad. Y paz, mucha paz. Tanto que pensé que este sitio podría hasta resultar algo aburrido...y no quiero pensar en invierno…

Tras un tranquilo paseo regresamos y aparcamos en el area de autocaravanas para comer y descansar algo protegidos del sol por la sombra de los árboles del río y junto  a una preciosa rosaleda que contiene según  leemos  300 variedades de rosas a la que dedicamos también unos minutos para después poner rumbo a Dromfrort. Luego leemos que habíamos dejado el jardín medieval  que a lo mejor habría merecido la pena visitar. Cosas que pasan. Cada vez me siento más desbordada por la cantidad de información que intento manejar.

 Destino siguiente, Domfront. El navegador empieza a hacer de las suyas. No encuentra la señal y de hecho hacemos los 16 km que nos separan de esta localidad buscando la “señal”. Menos mal que hemos traído la tablet de mi padre donde Jesus me instaló también otro tom-tom además del teléfono móvil que NUNCA falla. Es curioso, toda la vida viajando solo con mapas y nos apañábamos y ahora me he hecho dependiente de estos trastos del demonio.

Pero cuando llegamos a esta villa medieval el navegador nos quiere introducir por callejuelas que ascienden, así que no le hacemos caso hasta que llegamos a lo que parece ser una plazoleta que resulta ser la  del ayuntamiento y detrás hay un aparcamiento para autocaravanas. Parece tranquilo, pero no nos resulta muy agradable para pasar la noche. Aunque hay tres plazas  más, decidimos irnos y dirigirnos a donde estamos ahora, un pueblecito pequeño a 7 km (Saint Mars D’Egrenne 48.5614°; -0.72916° ) y que tiene 4 puestos con luz y gratuito.

Domfront es una ciudad encantadora, plagada de casas de entramado del siglo XV que se alinean a lo largo de dos calles principales. 

El patio de Marie da a estas dos callejuelas y es un rincón de los mas encantadores de la villa. Paseamos por sus empedradas calles, fotografiando lugares llenos de tipismo y sabor, cafés, restaurantes, tiendas de todo tipo que han sabido mantener intacto la singularidad de este lugar sin romper la armonia. Las puertas y ventanas pintadas de vivos colores, contribuyen a crear un paisaje urbano medieval de los más bonitos que hemos disfrutado.

Y seguimos sin cruzarnos con grupos de turistas. Tan solo alguna que otra familia, pero solitarias. Delicioso. Nuestros cabezas giran aquí y  allá buscando y rebuscando curiosidades y nuestros ojos continúan disfrutando de una arquitectura popular típica y casi intacta.




De regreso por una calle donde las casas son aquí de piedra, paramos en lo que en su día fue el castillo y del que hoy quedan solo ruinas, pero donde han hecho un parquecillo sencillo conformando también un conjunto de un gusto exquisito y que hace que el paseo sea muy agradable. Siempre he dicho que a los franceses les dan un par de plantas y hacen un auténtico vergel. Que envidia me dan.
 Retomamos nuestro camino ahora hacia  la iglesia de Notre Dame sur L’Eau del XI y XII a orillas del Varenne (48.590523; -0.657720). La encontramos a unos tres km de la ciudad y de nuevo el navegador se pone “tonto” y tengo que guiarme por el teléfono hasta que parece “encontrarse”. Desde luego tengo una suerte con los navegadores….Se me olvida todo cuando la encontramos. Dicen que es un magnífico ejemplo del arte románico normando y no vamos a encontrar mucho románico más en nuestro camino.

Esta abierta y no hay nadie vigilando. Su interior es sobrio y sencillo, como todo románico, pero más amplio y luminoso que el románico español.  El presbiterio está decorado con una bonita serie de arcos y tiene un altar de granito sustentado por tres pilares . A derecha e izquierda hay dos  pequeños ábsides, el de la derecha decorado con algunos frescos del XII que representan a los doctores de la iglesia. También hay una escultura yacente con un león a los pies.



El exterior de esta iglesia en granito negro da una sensación de solidez y se yergue alta destacando sobre el fondo.

Damos por concluido  el día y decidimos dirigirnos  a donde estamos ahora ya que estamos de camino a lo que será nuestro primer destino de mañana, Colombier du plessis y luego ya hacia la costa normanda.

El area está en la misma carretera aunque parece un lugar muy tranquilo y hay cuatro emplazamientos.

Cuando hemos llegado los vecinos belgas de al lado tenían su mesita preparada con platos de arcopal y dos copas de cristal para cenar, cosa que han hecho a eso de las 19,15. Ahora, a 10 minutos de las 20 estan ya fregando sus platitos mientras que nosotros escribimos, leemos o,....dormimos como nuestra amiga peluda. En medio del silencio Angel ha hecho una sencilla reflexión y es que en todos los sitios donde hemos estado hoy había areas para autocaravanas o plazas de aparcamiento destinadas a ellas. En ésta es todo gratuito, hasta la electricidad. Aunque no tenemos ya enchufe disponible nuestros vecinos franceses nos prestan su ladrón sin haberlo pedido, sencillamente nos han visto mirar  y amablemente lo han ofrecido.

SABADO DIA 9.  FIN DE SEMANA

Recorrido: Saint Mars D’egrenne-Fougeres-Avranches-Granville
Pernocta: area en Agon Coutainville (.49.05318; -1.59148°)

Por fin. Estamos en un sitio delicioso. Un area en Agon Coutainville (.49.05318; -1.59148°)......después de peregrinar de una a otra....y es que hoy es sábado y con un sol espléndido por estos lares así que los franceses al igual que los españoles toman las playas al asalto.

Hemos intentado visitar Granville, pero ha sido imposible encontrar un sitio donde aparcar. Tampoco hemos dado muchas vueltas. Me repelen los sitios turísticos y llenos de gente. Será que me hago mayor. (siempre digo lo mismo y esto sí que es un síntoma de ….vejez). Resignados hemos desistido de visitar esta ciudad y comenzamos a buscar  un sitio de pernocta, alrededor de las 17 horas. Y mira que hay, pero nada, el primero un lugar a las puertas de un camping. Un secarral, lleno de autocaravanas apelotonadas en  Coudeville plage. Así que hemos salido como alma que lleva el diablo.

El segundo, un lugar, un poco más atractivo, pero ni un hueco (St. Martin de Brehale) y es ya en el tercero (no existía un area que aparecía en  Montmartin) donde encontramos hueco aunque tan solo quedaban dos. Parcelado, sobre hierba, arbolado.... 6,90€  con electricidad incluida, una delicia; pero vuelvo a  la noche anterior.

Terrible, bueno para mi que no soporto los ruidos; y es que ya habíamos leído que el reloj del ayuntamiento no deja de tocar cada hora  durante toda la noche, y así ha sido, y por si no nos enterábamos una vez, dos veces. Así que me he armado de tapones y me los he puesto, pero me he despertado a las 12, a las 3 y a las 6. Después a las 7 han decidido que tocaban también a misa, así que desde esa hora, ni pegar ojo. Qué raro en los  franceses con lo tranquilos que son. La mañana es gris pero la tarde deja un cielo azul y un sol precioso.

Durante el desayuno decidimos ir a Colombier du Plessis, a los jardines de Renaudies. Pero otra vez debía de tener las coordenadas mal anotadas ya que después de circular por auténticos andurriales no llegábamos a ningún sitio, así que decidimos ir a Colombier du Plessis y desde allí seguir las indicaciones hacia los jardines.  Pero…cuando hemos llegado, a eso de las 10 nos lo encontramos cerrado. Su apertura será a las 11. Una hora esperando es mucho así que decidimos incluir en nuestra ruta Fougeres, su fortaleza medieval.

Allí llegamos un poco antes de las 11 aparcando en una estupenda área de servicios para autocaravanas a 100 metros de la fortaleza (48.355380; -1.210847)

Y nos sorprende. Su impresionante silueta de granito ennegrecida por el paso de los siglos y reflejada en el resto de foso que actualmente queda, domina toda la ciudad.  Se edifico entre los siglos XII y XV y según nos acercamos a ella nos impone su tamaño.  Considerada la mayor fortaleza de Europa  con sus trece torres y con una superficie de dos hectáreas se conserva tal y como era en la segunda mitad del siglo XV.

Tras abonar 8,5€ traspasamos su entrada principal en la que nos ofrecen unas audioguias en castellano que si bien no resulta pesada, proporciona detalles sobre historia que a nosotros nos resultan algo indiferente quizás por desconocida.  Y desde aquí comenzamos nuestra visita subiendo y bajando a torres, caminando por sus murallas desde las que se contempla un hermoso paisaje,  así como por lo que queda de su interior derruido. Y no nos defrauda.

Este complejo defensivo antaño rodeado de agua, ha sido restaurado por completo. Su configuración representa  la organización tradicional de las defensas medievales estructuradas en tres murallas : la primera sirve de filtro para las entradas, la segunda es donde se desarrollaba la vida diaria de la población y servía también de refugio en caso de guerra y la tercera, la más protegida donde se encuentra el núcleo del Castillo.
Esta  fortaleza, cuya visita no estaba programada en principio, bien merece una buena parada. Todo un acierto y muy recomendable.

Lo que decidimos no hacer es perdernos por sus calles. A primera vista nos parecía demasiado homogénea, construida de piedra gris, uniforme, quizás podría resultar algo aburrida. Claro, estas calles que dan al castillo aunque luego leo que el barrio antiguo conserva casas de entramado y que un paseo por ellas resulta muy agradable.

Rumbo a la costa, a Avranches


Desde su jardín de plantas se disfruta de unas estupendas vistas de la bahía de  Le Mont de Saint Michael emergiendo entre un paisaje rodeado de brumas.

Las 13,30h pusimos ya  rumbo a Granvillle y a comer. Esto último lo hacemos en un aparcamiento junto a la carretera, no muy agradable, pero no teníamos otro. Tras descansar partimos rumbo a la villa.

Y ahora disfrutamos  fuera de la autocaravana  de una horchata, de paz, de una estupenda temperatura, una merecida ducha y un buen descanso hasta mañana en que seguiremos hacia el norte



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