23 SABADO. La mañana “tonta”.
Itinerario: Saint Denis Sur Sarthon –St. Cenery Le Gery-Castillo de
Sasy-Castillo de Carrouges
Pernocta: Saint Denis
Sur Sarthon (48.45764; -0.04827)
Rumbo a Saint Cenery Le Gery. Estamos a escasos 10 km .
Mañana estupenda de temperatura y llegamos sin problemas al
aparcamiento a la entrada de esta pequeña localidad. Ya hay casi una decena de
autocaravanas que supuestamente han pasado la noche aquí, excepto una que ha
sido nuestra vecina durante la noche pasada. El sitio es muy bueno: una zona
circular, con el río a un lado limitando una frondosa ladera y este encantador
pueblecito, uno de los “más bellos de Francia”.
Aparcamos y nos disponemos a dar un paseo. Vamos descubriendo sus
casitas de piedra con enredaderas floridas que trepan tapizando sus grises paredes, y flores
y hortensias en las ventanas y puertas.
Todo lo convierte en un cuadro encantador y bello que sigue
atrayendo artistas que han establecido sus galerías o talleres aquí siguiendo
la tradición iniciada en el siglo XIX.
Y paz, mucha paz.
Alrededor de ella se tienen unas estupendas vistas del rio Sarthe,
del puente y del resto de las casitas que componen un hermoso cuadro. Prácticamente
estamos solos, eso era lo que queríamos.
Seguimos avanzando y nos detenemos en la puerta de una hermosa
casita de piedra “soñada por un alcalde” de este pueblo como reza en su placa.
Y seguimos hasta dar con una pradera de ensueño. A un lado se
halla la ermita del pequeño Saint-Céneri.
La pradera está rodeada por el curso del rio y la suave loma arbolada de la
montaña.
Entramos en ella. Estamos solos. Al lado izquierdo una piedra en
la que parece que descansaba la cabeza el santo y si en ella se apoyan las mujeres
que desean quedarse embarazadas lo conseguirán en menos de un año. Los y las
jóvenes que deseen casarse deberán traer una aguja a la capilla para pegarse en
el manto del santo. Si se mantiene se casará en un año. Creencias o
supersticiones parecidas a las españolas.
Luego localizamos una talla románica colgada en la pared y un
montón de pequeños papeles pinchados que son notas de agradecimiento. Cientos
de alfileres con cabezas de colores apretujados están clavados a los pies del
santo.
Salimos y ahora nos dirigimos
al río y al puente para atravesar al otro lado. De nuevo más casitas de
piedra gris con macizos de flores en las paredes, puertas y ventanas.
Pero....se acabó. Ya no hay más, en una palabra, es una calle y media. Eso sí,
componen un hermoso cuadro, pequeño, condensado, pero breve.
La verdad es que nos sentimos algo decepcionados. Pensábamos que
con lo que habíamos leído iba a ser más espectacular, o al menos, más grande,
pero a nuestro juicio, es pueblo, si bien es hermoso su tamaño es bastante
reducido, o nos ha sabido a poco.
Regresamos a la autocaravana para poner rumbo al castillo de O en Mortree del que nos
hemos separado más de 40 km .
El navegador no pregunta y nos lleva por la autopista. Por 35 km escasos mas de 6 euros.
Bueno, hemos ahorrado tiempo. Y llegamos a Mortree y seguimos las indicaciones
del navegador que nos deja frente a una verja cerrada en un sitio donde no hay
ni aparcamiento, solo arcén a lo largo de una carretera perpendicular. Extrañada, le damos las coordenadas que el
navegador tiene en “PDI- atracción turística”
y nos deja en medio del pueblo. Desconcertados preguntamos y nos dicen que el
castillo solo abre en agosto. Primer error.
Defraudados por el intento fallido, recordamos que en nuestro
camino hemos visto indicaciones a dos castillos mas: Medavy y Sasy. Decidimos
acercamos al más próximo, Medavy, donde íbamos a dormir ayer. Y…cerrado hasta
las 14 horas. Me empiezo a enfadar.
El último previsto, el de Carrouse que abre también a las 14 h por lo que ahora
también estaría cerrado. Más frustrada, tenía que llenar este tiempo, así que pongo
rumbo al castillo de Sasy. De nuevo
las coordenadas que tiene introducidas el navegador como “PDI atracción
turística”, no coinciden y me dejo llevar por las señales hasta que llegamos a
la puerta abierta del castillo que nos invita a pasar pero que cierra de 12,30 a 14 horas y son ya las
12, aunque los jardines, que son de interés, son visitables y están abiertos.
Angel dice que pasa de ver más castillos, mas habitaciones,
comedores, mobiliario lujoso, etc., y que el no va a visitar ni el castillo ni
los jardines. Decido irme pero me lo pienso mejor y doy la vuelta. Aunque me
siento frustrada y malhumorada por la sensación de haber perdido una mañana, me
digo que al menos voy a intentar aprovechar los jardines.
El aparcamiento está detrás del palacio. Entro a preguntar y me
dicen que quedan 15 minutos para el cierre y que no me da tiempo; me resigno.
No hay nadie visitándolo pero bueno, me imagino que es un empleado a sueldo y
cumple con su labor. Me dice que puedo visitar los jardines por lo que regreso
en busca de la compañía de Tula.
Construido en el siglo XVII
en piedra y ladrillo y reconstruido un siglo después la finca fue
comprada en el XIX y la reina de Inglaterra se quedó en este castillo en 1967
donde hoy en día viven sus propietarios. Tiene una característica geográfica:
al final de su ala oeste es atravesado por el meridiano de Greenwich.
Primero decido acercarme al palacio y bordearlo por su lado
izquierdo. Descubro unos hermosos jardines que dan a la fachada principal, a la
entrada.
Luego me pierdo con Tula por la parte de atrás que ya es bosque y bastante
cerrado.
Los caminos, que son pistas anchas no pueden ser abandonados ya
que la vegetación a ambos lados es muy espesa. Principalmente veo hayas,
abetos, fresnos, algún acebo y robles, unos robles de un tamaño considerable. Y
me llaman la atención porque el España los robles longevos son bajitos y con
unos inmensos troncos, vamos, lo que podemos definir como “rechonchos”, pero aquí, el tronco es mas fino y se alargan
y alargan buscando la luz hasta alcanzar una altura considerable.
Tula disfruta de su paseo. Regresamos y ponemos rumbo ya al
castillo de Carrouse.
En el camino encontramos un tanque tipo Sherman de la 2ª Guerra Mundial.
Hay un cartel en francés que me traduce Angel y que viene a decir que en ese
tanque murieron tres soldados franceses para que nosotros podamos vivir en
libertad. Muy emotivo. No se me había pasado por la cabeza como una máquina de
guerra y destrucción, puede simbolizar también la paz y la libertad tan solo
con unas bellas palabras para el recuerdo y la reflexión. Junto al tanque hay
también dos tumbas sorprendentemente de los años 2003 y 2004, aunque suponemos
que del resto de los ocupantes que entonces sobrevivieron. Y me estremezco.
Después traté de encontrar información sobre el tanque y lo
ocurrido. Unicamente descubrí esta información que no puedo interpretar
correctamente: “KEREN 501o RCC 1ª
Compañía M 4 A2 15 Número de registro:
420627”.
Sé que fue destruido en Saint-Christophe-le-Jalolet el 12 de agosto de 1944 y que tres miembros de
la tripulación murieron allí: el sargento Brediger, el Cabo primero Omnes del
que encontré que nació en 1922 de profesión artesano, y Hunter Tubert. Lo que seguía sin cuadrarme eran las recientes
fechas de dos tumbas. Supongo que si dedicara más tiempo hubiera encontrado más
información.
Seguimos nuestro rumbo. Ya es la cuarta vez que pasamos por el mismo sitio y de pronto
nos encontramos de nuevo ante las puertas del castillo de O. Me he equivocado y
le he dado las coordenadas mal. ¡Vaya mañana tonta, pero tonta!.
Por carreteritas pequeñas llegamos a Carrouge. Ahora queda encontrar el castillo, que no parece fácil,
visto lo visto, ya que una carretera
estrecha nos impide el paso a donde una señal nos indica. Pero Angel pregunta y
ve que se mete un enorme trailer. Si él cabe, nosotros mejor. Y llegamos a un hermoso aparcamiento.
El castillo tiene un elegante castillete a la entrada que nos hace
pensar que puede “prometer”. Luego leemos que está considerado como el primer
testigo de la arquitectura renacentista en Normandía.
Son las 14,15 pero preferimos iniciar la visita para luego poder
comer y descansar tranquilamente. En la entrada nos dicen que guía en “francés”
lo que ya no nos resulta extraño, aunque
nos dan un papelito en castellano. Ya ha empezado la visita y seguimos a un joven que aunque habla
español, no va a hacernos de guía pese a
que se lo pido. Nos unimos a un nutrido grupo de franceses en el que también
hay una familia inglesa, pero como la mayoría son francófonos, visita en
francés.
El castillo tiene siete siglos de historia. Ubicado en el siglo XIV
se convirtió en un palacio noble en el XV y un siglo después se añadió una
torre de entrada, que es considerada como el primer ejemplo de la arquitectura
renacentista en Normandía. Se fortificó durante las guerras y en el siglo XVI
se construyeron dos alas “clásicas” y
escaleras asociadas.
Los señores de Carrouges fueron los anfitriones al rey Luis XI en
1473 y de Catalina de Médicis y su séquito en 1570.
El ladrillo es el material con el que esta construido este
castillo y ya por ello resulta peculiar. Su
uso desde el siglo XIV se debió a la presencia de arcilla. Las distintas
disposiciones de los ladrillos, así como la combinación de sus colores,
principalmente rosa y negro, es utilizada para la decoración.
El conjunto es armonioso y elegante y el hecho de que este
construido en ladrillo, lo hace a nuestros ojos singular y único. Como no puede
faltar en todo castillo que se precie, está rodeado por un pequeño foso.
Comenzamos con la visita a las cocinas utilizadas desde el XVIII hasta
1936. Allí nos encontramos con todos los utensilios cotidianos.
Por la escalera de la torre
accedemos a la primera planta. La primera estancia es la habitación de Luis XI en
la que se alojó este monarca en 1473, donde destaca una impresionante chimenea que
la preside.
Pasamos ahora al salón norte con una también, espectacular
chimenea y de aquí a lo que llaman la antecamara de honor en donde la chimenea
del siglo XV aparece decorada con una
escena de caza.
Luego llegamos al comedor donde al igual que en las anteriores
estancias, destaca la monumental chimenea del siglo XVI que combina varios
tipos de mármoles.
La sala de verano cuyas paredes están decoradas con papel
pintado distinguiéndose las hojas rectangulares que van formando el motivo y
que al parecer han sido pegadas sobre una tela tensada.
El salón de los retratos, con oleos de los distintos propietarios
del castillo, el gran salón, una estancia creada al suprimir un tabique como se
puede apreciar en el parque del suelo y artesonados y que a su vez tiene dos pequeños
gabinetes de trabajo.
Bajamos ahora por la escalera de honor, hermosa y original
escalera de ladrillo, para acceder a la sala de fiestas, creada en el XVIII y
cuyo gran volumen se debe a la supresión de la segunda planta.
Y una anécdota. Angel me comenta que los tableros de damas tienen
diez casillas en vez de las ocho clásicas. Y que esto también lo ha observado en
el tablero de otro palacio.
Me pica la curiosidad y cuando lo hace, es terrible, porque hasta
que no la sacio, no paro, así que pese a que yo me peleo mas con el inglés que
hablarlo, le pregunto al guía el por qué
de esta peculiaridad y no comprende la pregunta. Responde que el tablero es
igual que el de ajedrez y entonces le hago caer en su error, el de ajedrez
tiene 8x8. Pero, no me sabe explicar la razón. Dice que las reglas no han
cambiado y que son las mismas que siglos atrás.
Recuerdo entonces que en la oficina de venta de los tickets hablaban
español y allí pregunto. Su respuesta es la misma que la del guía, que el
tablero es igual que el del ajedrez. Una vez más digo que el tablero de ajedrez
es de 8x8 y el del castillo de 10x10. Sorprendidos preguntan a otra persona que
les confirma lo que yo afirmo. Y es que ellos utilizan tableros distintos para
damas y ajedrez. Curioso. Y cuando les cuento que en España SÍ utilizamos el
mismo para ambos juegos, los sorprendidos son ellos y me preguntan que cómo lo
hacemos. Facil, tres filas de damas en lugar de dos. Todos hemos aprendido algo
más, y curioso.
Cuando salimos son las 15,30. Decidimos quedarnos a comer y descansar
en el aparcamiento. A las 16,30h regresamos a donde pasamos la noche anterior.
Estamos a 16 km ,
y es un sitio estupendo y tranquilo. Desde aquí comenzaremos el regreso mañana.
Intentaremos llegar a la playa a la altura de Burdeox, por Biscarrose o Mimizan,
volviendo con tranquilidad ya que tenemos domingo, lunes y martes. Nos sobraría
un día.
Y aquí estamos ahora, casi solos, excepto una enorme autocaravana
que tira además de una moto en un remolque pequeño y que pese a estar todo
vacio pretendía meterse al lado nuestro, debajo del roble. Ni cabía por altura
ni por longitud, pero después de mirar, hacer varias operaciones aritméticas,
hablar con la jefa, etc., ha decidido quedarse en medio. Bueno, mientras no
venga nadie.
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