8. Lo religioso y lo civil

MARTES 18. De abadía en abadía

Recorrido: Mailleraye-Caudebec en Caux-Villequier-St. Wandrille Raçon-Jumieges-St. Martín de Boscheville-Jumieges
Pernocta: Aparcamiento de Jumieges

Calor mucho calor. Llevamos varios días de mucho calor. Y hoy tampoco ha sido demasiado productivo.

Hemos empezado por la iglesia de Caudebec en Caux que impresiona por su fina labor. Tiene en una fachada más de 300 figuras talladas en piedra con todo lujo de detalles. Parece casi una labor de encaje en vez de piedra.

De aquí Villequier que aunque leo que sus calles invitan a dar un paseo, sinceramente no vemos nada que pueda resultar de interés. Pasamos por su calle principal y nos asomamos a la paralela y no nos llama nada especialmente la atención. Esta villa está ligada a Victor Hugo que aquí tiene un museo.

Regresamos sobre nuestros pasos para ir a Saint Wandrille Rançon una abadía  románica del siglo VII de la que prácticamente no queda nada, excepto su restaurada iglesia y un magnífico entorno. Su claustro se puede visitar pero tenemos que esperar casi una hora, así que decidimos irnos pasando antes por un precioso molino de agua que no está activo, en la misma carretera y en nuestro camino hacia Jumieges.

Y aquí sí que acertamos. Son unas preciosas y románticas ruinas de una abadía que impresionan por su escala y encuadradas en un entorno de jardines que ensalzan aun más la belleza de este lugar.

Aunque el calor desluce mucho el disfrute de la visita, no consigue disuadirnos pero si hubiera apretado menos hubiéramos paseado más por su extenso jardín que se extiende hasta donde se pierde la vista. 


Los invasores vikingos la devastaron a mediados del siglo IX, pero a medida que se instalaron en Normandía, se convirtieron al cristianismo y uno de sus primeros líderes en el siglo X inició  la construcción de una gran abadía, descrita como el primer edificio románico importante del norte de Francia.

Durante el siglo XI se consolidó como gran centro de estudios medievales. Es en el siglo XIII su época de máximo apogeo y cuando se construyó un coro gótico en la iglesia abacial.  Después sobrevino un periodo oscuro cuando protestantes fanáticos saquearon el lugar, causando su devastación. Luego tuvo una época de cierto renacimiento pero ya durante la revolución, grandes cantidades de piedra fueron vendidas y comienza un rápido declive.


Las ruinas que ahora contemplamos recuerdan  la grandeza de lo que en su día fue esta abadía.
Pasadas ya las 13 horas tenemos que cargar agua en el punto cercano, con “jetón” que se compra en la panadería. Los preparativos son cansinos ya que el calor es agobiante y sabemos que cuando se da el agua no se para. Preparados, listos, ¡ya.....! llenamos el deposito, y ¡zas! me la escupe directamente. Empapada. Menos mal que casi se agradece. Y esta vez, después de llenar las botellas de agua, nos sobró.

Ahora ya rumbo a Saint Martin de Boscheville, a otra abadía. Buscando un sitio para comer nos desviamos unos 5 km  a lo largo del Sena hasta poder dar la vuelta. El calor sigue apretando y buscamos una sombra que nos acoja y que no  encontramos hasta cerca de las 15h. Es un aparcamiento escondido y conseguimos caber más que justitos.  La sombra es tan escasa  como necesaria así que apuntando conseguimos que la sombra nos cubriera por completo.  Y así,  acogidos por ella, comemos y descansamos un ratillo.

Estamos a tan solo 5 km de nuestro próximo destino donde llegamos alrededor de las 17horas. Y sigue haciendo un calor afixiante.


La iglesia de la abadía  del siglo XII, nos sorprende por su tamaño, elegancia y belleza.  De volúmenes equilibrados tiene todas las características del románico normando. Pero es lo más interesante junto a los restos de la sala capitular

Aunque pagamos 12 euros de bellón por ver el resto de la abadía, lo cierto es que no tiene nada destacable a nuestro inexperto juicio; lo mas interesante lo que queda del refectorio y los jardines,  fielmente reconstruidos hace pocos años después de un plan de  composición clásica del siglo XVII. Están divididos en función del tipo de cultivo: jardín de los sentidos porque era de plantas aromáticas, huertas, plantas ornamentales y plantas medicinales.

Pero de nuevo el calor me obliga a permanecer debajo de un árbol  mientras que Angel se acerca a otro pabellón superior desde donde dice nuestra audioguia –que por cierto, es un petardo por extenderse en demasiados detalles irrelevantes para nosotros- que se tienen unas espléndidas vistas. La iglesia, como he dicho antes, lo mejor de esta abadía. Románico normando, armoniosa en sus líneas y  en sus proporciones así como alegre y luminosa, distinta del románico español.  

Pedimos información para visitar San Pierre de Maneville  y nos dicen que está cerrado así que decidimos buscar un área donde descansar. Pero para llegar a  las más cercanas hay que atravesar el Sena en los llamados “bac” o transbordadores que son gratuitos. Pero lo que leemos de ellas y lo que vemos,  no nos gusta. Algunas están en el centro de poblaciones y con este calor.... así que damos marcha atrás y decidimos ir a no sé que de Jumielles que aparece junto al río aunque es de pago.

Pero cuando llegamos no encontramos señal, ni cartel, ni nada de nada. Es una especie de zona especial donde mares de gentes regresan, parece, que de bañarse en el Sena y de pasar el día allí. Es algo parecido a una enorme área recreativa donde se disfrutan de varias actividades. Pero seguimos sin encontrar la supuesta área de pernocta para autocaravanas. Pregunto a una joven en recepción que dice que habla un poco de inglés, pero no habla nada y únicamente consigue señalarme la dirección. Allí encontramos coches que nos impiden el paso y continuamos sin ver nada. Así que desesperados, nos vamos y volvemos 2,5  kilómetros atrás, a Jumielles,  donde hemos cargado agua esta mañana.

Es un aparcamiento de grava  y al lado hay una praderita de hierba pero como las tres autocaravanas que están no se han adentrado en ella, nosotros lo respetamos y buscamos la sombra de un árbol.

Descubro una señal que me dirige a un bac y a un pueblo que me suena. Compruebo que tiene un área de pago junto al río. Pero Angel dice que dependemos de los horarios del trasbordador y siendo ya las 19 horas mejor quedarnos donde estamos. Yo enfurruñada no tengo más remedio que ceder y tengo tanto calor que ni siquiera espero a que el boiler caliente el agua. Me da igual.  ¡Y pensar que hay gente que no va a Sicilia por miedo al calor…!. ¡Pues estoy pasando aquí más que allí!.

El plan para mañana se me ha desbaratado ya que quería estar en Rouen a primera hora y dedicarle la mañana para salir corriendo. Me asusta su tamaño y el calor, pero tenemos por delante Saint Pierre de Maneville así que no llegaremos a la ciudad hasta  media mañana....con la “fresca”, como diría mi abuelo. Lo que si que quiero es no pasar noche allí.

MIERCOLES 19. De la gran ciudad a la serenidad de las pequeñas villas.

Itineario: Jumielles-Rouen-Louviers-Le Bec Heoullin
Pernocta: Le Bec Heoullin (49.229693; 0,716559)

Conciliamos el sueño bien y baja la temperatura de madrugada. A las 7,30 oímos movimiento de trabajadores. En previsión del calor del día, preferimos levantarnos pronto y poner rumbo a Saint Pierre de Maneville.

Y vuelta otra vez a hacer el camino que hicimos y deshicimos ayer, al borde del Sena,  pasamos otra vez por otro puerto del bac que  vemos ahora en movimiento. Solo siento no haberlo utilizado, como una curiosidad más, pero tampoco ha sido necesario.

Dejamos atrás Saint Martín de Boscherville y continuamos hasta Saint Pierre y cuando llegamos vemos que solo abre por las tardes y eso en los meses de verano. Me reprocho a mí misma no haber controlado los horarios porque eso hace no perder tiempo, como ahora. Desde ayer podríamos haber avanzado o haberlo dedicado a otras cosas en vez de ir y volver viendo lo mismo. Angel me dice que no sea tan dura conmigo pero respondo que tengo que mejorar. Y decepcionada, ponemos rumbo a Rouen.

Pese al temor que tenía a esta ciudad, encontramos el aparcamiento para autocaravanas –sacado, como todos, de la página de campingcar-infos,  http://www.campingcar-infos.com/-  sin problemas, junto al Sena (49.43434 ; 1.09498) . Tan solo tenemos que atravesar los dos brazos del gran rio y estamos casi en el centro. Aunque hemos estado aquí con los chicos años atrás yo casi no me acuerdo de nada así que prefiero partir de cero.

Capital histórica de Normandía, Rouen fue el teatro de la mártir Juana de Arco condenada y quemada en la hoguera en 1431. También es llamada la « Ciudad de los 100 campanarios ». Con el paso de los siglos se construyeron joyas de la arquitectura sacra como la Catedral Notre-Dame y  la iglesia Saint-Maclou


Y así nos dirigimos en primer lugar a esta última, a la Iglesia de Saint-Maclou, joya del gótico flamígero. El barrio en el que se encuentra esta iglesia es uno de los más bonitos y antiguos de la ciudad por lo que no dejamos de ver hermosas casas coloridas de entramados. Pero la suerte no nos acompaña y hoy, miércoles, la iglesia está cerrada así que únicamente podemos admirar su magistral exterior y sus impresionantes puertas renacentistas talladas en madera.  



De aquí al cementerio de Saint-Maclou que encontramos de casualidad ya que la señal que lo indica es muy pequeña y accedemos a una especie de patio interior cuadrado rodeado de casas blancas de entramado donde hay montado un escenario. Todo parece bastante deteriorado, aunque quizás el calificativo que más se acerque a su descripción sea  “abandonado” y para nada parece lo que es, un cementerio; sólo la macabra decoración que aparece en los dinteles de madera de las ventanas de la galería inferior nos indica lo que es: cráneos, huesos, herramientas de enterrador como picos y palas).  Las salas de estos edificios fueron construidas en el siglo XVI para servir como osario y como he señalado antes, están medio abandonadas, lo que no deja de causarnos cierta extrañeza porque el lugar resulta …¿singular?. Por lo menos, sorprendente es.

Fue creado durante la gran Peste Negra de 1348 que mató a tres cuartas partes de los residentes, por lo que se tuvo que abrir un nuevo cementerio. Este lugar sigue siendo un ejemplo casi único de cementerio con fosas comunes conservado en Europa.











Rumbo a la abadia se Saint Ouen. Esta iglesia ya me causó una profunda impresión la primera vez que la vi hace 14 años y ahora no deja de causarme una sensación de pequeñez ante las dimensiones que me rodean. Mas de 30 metros de altura y casi 140 de largo, de piedra blanca, elegante, armoniosa, luminosa, casi ligera....


Fundada hacia el año 750, la abadía de Saint-Ouen fue uno de los más poderosos monasterios benedictinos en Normandía. A pesar de que su construcción duró más de dos siglos, el edificio tiene una notable unidad porque los constructores sucesivos fueron capaces de permanecer fieles al proyecto original. Saint-Ouen es, pues, uno de los pocos ejemplos de gótico clásico.

En su interior, elegante, luminoso y brillante, hay una preciosa exposición de fotografía en blanco y negro de personas de cuatro o cinco importante ciudades: Estados Unidos, Italia, la Union Soviética y  Francia con una gran carga de energía. Los contrastes entre los personajes son evidentes y captan toda nuestra atención. Esto sumado a la grandeza del lugar hace que disfrutemos de nuestra visita.

Y de aquí nos dirigimos a  la Torre de Juana de Arco a una distancia considerable.  Y cuando perdida por callejuelas sin interés, algo aburrida  le digo a Angel que si no lo encuentro ya mismo me voy, aparece esta torre cilíndrica único vestigio lo que en su día fué castillo. 


La entrada es gratuita así que escaleras para arriba y escaleras para abajo. No tiene nada de interés, excepto observar el grosor de sus muros y la historia que se desarrolló en su interior. Aquí se llevó a cabo el proceso de Juana de Arco.

Al palacio de justicia y al Gros-Horloge.

Imperturbable a la gente que atraviesa por su arco rebajado por debajo de él, marca las horas y el paso del tiempo  desde hace más de 700 años. Este reloj muestra las fases de la luna, las ovejas recuerdan la importancia de la labor de la lana y el cordero de pascua en el centro del arco simboliza las armas de la ciudad, aunque tiene más representaciones.

A veces cuando estoy en estos sitios, testigos de siglos de historia, mi imaginación vuela y fabula con la posibilidad de trasladarme por un solo y breve instante a este mismo lugar 500 o 600 años atrás y contemplar la vida cotidiana y sus gentes sin ser vista, tan solo unos segundos, como un “flash”. Supongo que no es nada original lo que digo y que esto ha pasado por muchas cabezas antes que por la mía.  


Ahora la catedral de Notre Dame se dibuja al fondo, hoy enmarcada en un cielo cambiante, como el tiempo ya que a ratos llueve y a ratos sale el sol, pero lo importante es que la temperatura ha bajado y posibilita un paseo agradable por la ciudad.

Y esta catedral impresiona siempre, por su grandeza, sus dimensiones, sus filigranas, por su aguja que se eleva al cielo más de 150 m y por su interior que es también magnífico.

En su fachada se  puede leer toda la evolución del estilo gótico. Su construcción se llevó a cabo en la mitad del siglo XII. Cien años más tarde se había acabado pero fue reconstruida terminándose en los siglos siguientes  por lo que la fachada representa un valioso registro del gótico de mediados del XII hasta principios del XVI.

Durante la última década del siglo pasado, el famoso pintor Claude Monet pintó una serie de 30 pinturas de la catedral en diferentes momentos del día y distintas las estaciones.




La dejamos atrás, junto a la ciudad para volver sobre nuestros pasos hacia la autocaravana y poner rumbo a Louviers. Son solo las 13,30h demasiado pronto para comer, pero luego, de nuevo se nos hizo demasiado tarde.



En Louviers destaca su iglesia gótica de Notre Dame  y de ella su porche esculpido en la parte sur adornada con multitud de elementos como si fuera un encaje en piedra que constituye una preciosa muestra del arte flamígero.


El interior esta algo deteriorado pero las vidrieras  renacentistas son muy hermosas así como un grupo escultórico del siglo XV que representa un enterramiento.  Pero nada más, o no lo supimos encontrar a pesar de que dimos un paseillo desde donde aparcamos la autocaravana hasta allí. O a lo mejor estaba en otros rincones, pero lo cierto es que solo podemos destacar esta iglesia.

Así que ya  a las 15 horas pusimos rumbo a Le Neubourg. Tenía anotado un molino en Ande y el castillo de Acquigny. También hacia el sureste de Rouen tenía notas sobre Vascoeuil, el castillo de Guillard, Giverny y  Vernon, pero decidimos dejarlo para otro viaje.

Paramos en Le neubourg junto a la oficina de turismo donde permiten la pernocta. Comimos tarde, para variar,  y después me acerqué a la oficina a pedir información sobre el castillo de campo de batalla que vale la nada desdeñable cantidad de 24 eurazos de bellón por cabeza y quería saber si merecía la pena o no.

Y me dicen  que sí, que el interior es un museo y el exterior son unos espectaculares jardines muy completos con fuentes, orangerie, flores, árboles....pero abre de 14,30 a 17,30 así que  tenemos que dejarlo para mañana y como no encontramos un sitio agradable donde pasar la noche, decidimos dirigirnos a donde estamos ahora a Le Bec-Hellouin un pueblo de los mas bellos de Francia que posee un lugar agradable junto a la estación vieja (49.229693; 0,716559). Así mañana empezaríamos al revés, desde aquí hacia Hancourt y terminar en el castillo del campo de batalla.

Hemos mirado un poco por encima el tiempo del que disponemos hasta comenzar a volver, tres días  a los que tenemos que sumar  tres para un regreso tranquilo.

Estamos ahora junto a la vieja estación y confirmamos que es un lugar muy apacible junto a una carretera pero apenas pasan coches Somos tres autocaravanas y tenemos este bonito pueblo al fondo a unos 500 metros. Oímos el canto de los pajarillos  y  a lo lejos algún que otro coche, de vez en cuando. El silencio es tal que el ruido de uno molesta mucho.

A ultima hora aparece una camper española. A bordo, una joven que viaja sola. Siento curiosidad y como siempre, no puedo resistirme. Me dice que sencillamente quería viajar y si otras veces ha ido con dos amigas esta vez sola. Ha tenido una avería que la ha retenido tres días en París pero parece no haberla importado nada. ¡Ole las mujeres valientes!.


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