6. Del fuego al agua.

De aquí ponemos rumbo a Bayeux a donde llegamos un poco después de las 12h. 

Accedemos a un aparcamiento (49.281275; -0,706141)  del que alguien cita las coordenadas diciendo que es gratuito y hay agua. Lo primero es verdad, lo segundo, no lo encontramos. Dejamos la autocaravana junto a otras dos francesas que se habían acoplado para una comida compartida y pusimos rumbo a la catedral con un mapa sacado de internet.

Bayeaux tuvo la “suerte” de no ser gravemente dañada por los bombardeos aliados durante la Batalla de Normandía, así que su patrimonio se mantiene en buen estado y apenas restaurado.



Nos costó orientarnos un poco. Descendimos por una calle dirección a la catedral  de Notre Dame y según nos acercamos vamos  descubriendo algunas casas de entramado del siglo XV. A nuestra derecha parecen asomar las agujas de lo que deducimos debe ser nuestro primer lugar a visitar, así que ponemos rumbo a ella.  Una bonita fachada de entramados mira hacia la catedral.  Tras detenernos unos minutos en su contemplación, entramos y su interior  nos deja casi sin aliento.

Gótico normando, bella, esbelta, llena de luz, de formas elegantes, una ligera bruma producida por la quema de incienso junto con el olor, … todo nos atrapa y nuestros ojos se pasean nerviosos por las mágicas formas de piedra, por las vidrieras, los frescos, los absidiolos….


En su interior destacan las interesantes pinturas del brazo derecho del transepto. La girola y los absidiolos son una muestra preciosa de este gótico normando.





Descendemos a la cripta románica  del siglo XI en semipenumbra. Es toda una belleza. Las bóvedas reposan sobre ménsulas decoradas con personajes grotescos y monstruos.

Y según escribo no dejo de observar la gente de mi alrededor. Hago un inciso en la transcripción del relato. 














El día de hoy, 14 de julio, es muy popular, no sé si por la fecha, pero supongo que el tiempo también tiene que ver ya que la tarde es magnífica aunque la temperatura deja algo que desear (18-20ºC  que con la humedad del mar es más bien fresquita). 


Frente a nosotros una familia ha sacado sus sillas y mesa y degustan su cena a las 20,15h, al lado un grupo de amigos con sus niños. Llega un productor de sidra entrado ya en añitos ofreciéndonos sus productos. 4 euros por una botella. Aunque nos parece algo caro tenemos que probarla y compramos una. Y sigue llamando a las puertas de las autocaravanas que estamos aquí instaladas. Los  suizos de al lado que, valga el comentario,  estaban también ayer, le compran tres. Buen negocio. Hay que reconocerles a los franceses que saben venderse y que no se les escapa una oportunidad.

Regreso a mi relato.

Dejamos atrás la catedral para seguir las indicaciones hacia el famoso “Tapiz de Bayeux”  o de la Reina Matilde, Patrimonio de la Humanidad.  Tenemos suerte ya que abre en horario continuo y nuestra suerte continua porque nos dan una audioguía en ESPAÑOL!!.

Este enorme tapiz de 70 metros de longitud, uno de los más antiguos que se conservan (siglo XI), está expuesto en una sala en forma de “U” y realizamos la visita siguiendo las etapas bordadas en él.

Nos cuenta con todo lujo de detalles la Conquista Normanda de Inglaterra llevada a cabo por Guillermo I, el Conquistador.

La narración nos resulta muy amena y tenemos la impresión de que nos relatan  un cuento ilustrado, solo que estas ilustraciones son únicas y de un valor incalculable, bordadas en lana sobre algodón. Realmente estaría a medio camino ente un cuento y un tebeo de nuestra infancia. Angel también disfruta, hasta que…”colorín colorado, este cuento se ha acabado”.

Totalmente recomendable la visita y muy singular.

En los pisos superiores hay exposiciones, pero yo me encuentro ya algo saturada por ahora, e incluso por el día.  Ayer y hoy han sido días muy densos y necesito tiempo para asimilar tanta información, así que hago una pasada rápida y decidimos dar por terminada nuestra visita a esta ciudad.  

No obstante, en nuestro camino de regreso descubrimos algunos bonitos rincones de esta ciudad en los que nos detenemos.

Después de comer y descansar, decidimos que es “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” y que posiblemente con el ticket de 6 euros que esta mañana hemos abonado en el aparcamiento de Arromanches podamos pasar la noche allí.  E incluso, con suerte, disfrutar de los fuegos artificiales que seguro que esta noche hay. Además, todas las áreas cercanas son ya de pago así que ponemos rumbo hacia allí. Pero cuando llegamos, el aparcamiento está hasta la bandera y encima nos piden 6 eurazos más ya que es solo por 12 horas.

Atravesamos la villa que está abarrotada  con filas de coches por todos los lados. Pienso que a estos galos les gustan mucho las ciudades quizás por sus comercios o restaurantes cercanos y que posiblemente en Longues Sur Mer tengamos más oportunidades, así que continuamos la línea de costa, retrocediendo hasta Caen.  Ya hemos tenido la experiencia  de una tarde de sábado donde cualquier secarral está lleno.

Cuando llegamos el aparcamiento principal parece un jubileo, pero cuando llegamos al de la noche anterior, aún tenemos sitio, así que nos damos prisa y nada más situarnos llega un grupo de cuatro turismos que aparcan juntos ocupando casi todo el espacio que quedaba libre. Nuestro único problema es que andamos más bien escasos de agua. Mañana sí o sí hay que pagar por ella. Por lo demás, perfecto.

Decidimos hacer un paseo por un camino que va a largo de la costa dirección Arromanches regresando más o menos a la media hora de iniciarlo. Disfrutamos del azul del mar a un lado y del color dorado y verde de distintos cultivos al otro: trigo, cebada, colza, maíz. Mucha variedad.

Desde aquí no sé si disfrutaremos de los fuegos artificiales que hemos visto anunciados en la villa, pero no podemos elegir.

Y me desmayo pero a eso de las 23,30h me despiertan los lejanos ecos de los fuegos. Nos asomamos y vemos los últimos segundos. En la misma perspectiva vemos también los de dos lugares más alejados en la  misma costa. Mira que me gustan y llevo un montón de años viajando por este país en julio y coincidiendo con el día 14 y ninguna vez los hemos disfrutado. Algún año lo conseguiré.

Mañana pondremos rumbo norte y sigo sin encontrar bichos que meter en mi olla.


VIERNES 14. ATRÁS EL DESEMBARCO.

Recorrido: Longues Sur Mer-Caen-Puente Pegasus-Dives Sur Mer
Pernocta: Dives Sur Mer ((49.284719; -0,096698).

De nuevo una mañana estupenda. El sol entra a raudales por las ventanas. El mar está tranquilo y solo se oyen los pajarillos. Hemos hecho noche once autocaravanas.

Un cochecillo se acerca a recoger lo que es la basura. Angel hace un ingenioso comentario que despierta mi hilaridad. Es sobre una curiosa papelera que era un tubo de uralita en el que habían puesto una bolsa negra.  Primero se sorprendió  de que fuera para depositar basuras pero sobre todo que vinieran a recogerla.  Y es que según él,  esto en  España, no ocurre, dice que se hubiera convertido en “yacimiento arqueológico”. Ocurrente se ha levantado hoy.

Nos apena dejar este lugar tan estupendo donde se respira paz  pero marchamos hacia Caen. Me “dan susto” las grandes urbes. No me siento cómoda en ellas pero hay que visitarla y a pesar de los bombardeos de junio de 1944, esta ciudad conserva un gran patrimonio arquitectónico. . 

Tan incómoda que, una vez en ella,  dejo atrás un gran mercadillo y no siento la mínima curiosidad por él. Y eso, es raro en mi. Elegimos para comenzar  la Abadía de los hombres.

Y según nos adentramos en la ciudad empezamos a  comprobar que no es muy hospitalaria para las autocaravanas ya que tenemos problemas para aparcar. La dejamos en la calle a unos 300 m de la Abadia.


A pesar de los bombardeos que duraron dos meses, la ciudad histórico-artística conserva un gran patrimonio arquitectónico.

Era la ciudad preferida por Guillermo el Conquistador que hizo construir en ella un castillo y dos abadías: la de los Hombres  para reconciliarse con el Vaticano que le reprochaba casarse con la princesa de Flandes, su prima lejana, y la de las Damas. En 1066 emprende la construcción de la Abadia, cuya iglesia, de Saint-Etienne, constituye un maravilloso testimonio del románico.

Atrás dejamos las ruinas de lo que en su día fue la iglesia de St  Etienne le Vieux  para dirigirnos a la Abadía de los Hombres, rodeada de los edificios conventuales que actualmente son sede de la municipalidad de la ciudad y ya observo algo extrañada la bandera francesa a media asta. 
Accedemos a la iglesia. Esta impresionante obra de arte arquitectónica llama la atención por la elegancia de sus líneas que mezclan la estética románica y el impulso del estilo gótico radiante junto con el flamígero y después, el renacentista. Su interior es un lujo para los ojos, sobre todo los techos. Aquí se encuentra la tumba de Guillermo el Conquistador.

Tras deambular disfrutando de la belleza de este lugar, la dejamos atrás para recoger la autocaravana y poner umbo al castillo.

Y para arriba, para abajo, a la derecha,…no encontramos donde aparcar y cuando le digo  a Angel que hago el último intento y que si no, me largo, encontramos un sitio gratuito ahora, a las 12,30, junto al castillo. No falla.  

El castillo de Caen es uno de los recintos medievales más extensos de Europa. El Palacio de Guillermo el Conquistador fue fortaleza real primero y convertido después en cuartel de infantería.  Aunque cada siglo de su historia ha dejado su huella plasmada en forma de multitud de símbolos, leemos que actualmente no tiene nada, excepto exposiciones asi que atravesamos todo el recinto amurallado para acercarnos a la cercana iglesia de Saint Pierre que está a sus pies.

Y al salir comprobamos por segunda vez que la bandera francesa está a media asta. No sabemos que ha podido ocurrir pero si hubiera sido ayer los fuegos artificiales habrían sido suspendidos. También pensamos que puede haber ocurrido algo en algún otro país europeo.

Entramos en la oficina de turismo para pedir un plano y preguntar por el horario de apertura de la Abadía de las mujeres. Vemos que tienen wifi e intentamos conectarnos varias veces, pero –y esto ya nos ocurrió varias veces el verano pasado- nos dicen que tenemos que ver “cosas” que en mi teléfono al menos no salen, así que lo dejamos sin conseguirlo y se nos olvida preguntar el motivo de que las banderas estén a media asta.

Visitamos la Iglesia de St. Pierre, que llama la atención por el lujo de su ornamentación. Fue comenzada en el siglo XII terminándose en el XVI en el estilo renacentista. Así se conjugan varios estilos, el gótico radiante y flamígero y después el renacentista.

Desde el exterior admiramos su magnífico campanario del XIV, de cerca de 80 m de altura.

Nos dirigimos después a la Abadía de las Damas pero no encontramos donde aparcar así que cansados y enojados, decidimos irnos para poner rumbo a nuestro siguiente destino: el puente pegasus que atravesamos y fotografiamos.

Este puente  protagonizó uno de los primeros episodios del desembarco de Normandía en 1944. En la noche del 5 al 6 de Junio paracaidistas británicos de la brigada “Pegasus” aterrizaron con tres planeadores en las inmediaciones del puente con intención de apoderarse de él para facilitar el avance de los aliados que vendrían desde las playas de Utha , Omaha y Arromanches  en dirección a Caen.  A un lado y a otro del puente que salva el canal de Caén se entabló una desigual batalla entre los pocos paracaidistas británicos y la guarnición alemana que duró mas tiempo del previsto hasta que llegaron las fuerzas americanas uno o dos días después. Aún así consiguieron recuperar este importante punto estratégico para el avance aliado.

Despues aparcamos en las inmediaciones del Café Gondreé, que permanece intacto regentándolo familiares directos de los dueños que ofrecieron café a los primeros soldados que lucharon en Francia para librarla de la ocupación alemana después de cuatro años.

Es un café típico de Normandía construido en 1865 y comprado en 1934 por la familia que le da nombre y que lo sigue regentando. Son conocidos por haber sido la primera casa y familia liberados por la sexta división inglesa durante la madrugada del 5-6 de junio de 1944. Se convirtió en un hospital y fue usado como teatro. Desde este café se pasaba información a Inglaterra durante la ocupación.

Accedemos a su interior que es un auténtico museo, pequeño y profusamente decorado con toda clase de recuerdos. Especialmente emotivas son las fotos de los auténticos protagonistas supervivientes que se hicieron pocos años después de la guerra en visitas de cortesía con los dueños y los habitantes del lugar. 

Una cola de gente se agrupa delante del mostrador. Pensamos que es para pedir, pero no, los camareros aquí son baratos ya que son los propios clientes los que hacen cola para pedir  y llevarse su consumición a las mesas del exterior. Una anciana dama regenta este legendario lugar. Hago una foto y cuando voy sa hacer la segunda, de malos modales me dice que no. Luego veo que hay un hermoso cartel que prohíbe hacer fotografías.




Ahora ponemos proa a Dives Sur Mer pero en vez de parar a comer de camino, pensamos que con tan solo  17 km de distancia y siendo viernes, mejor asegurarnos la pernocta.

Y aquí empieza un peregrinar de area, en área. Todas completos y lo que nos llama más la atención es que hemos llegado a ver autocaravanas en la misma  cuneta con sus dueños sentados fuera en la parte trasera. Sinceramente, no es mi idea de pasar un fin de semana.

Un poco desesperados llegamos al aparcamiento de un centro comercial con pernocta habilitada donde hay varias autocaravanas ya. Pero es un auténtico secarral a  bastante  distancia de la ciudad por lo que nos vamos y debajo de un arbolillo comemos a las 16. Ya está bien. Ya nos buscaremos la vida para dormir. Luego pensamos en acercarnos a visitar la ciudad y regresar a pernoctar a este centro comercial. Pero ¡¿qué encontrarán los franceses en estos sitios?!

Sobre las 15,30 recibimos las llamadas de nuestros hijos. Nos cuentan lo que ocurrió en la noche de ayer  14 de julio en Niza a manos de un loco. Parece ser que hubo un atentado y unas 80 personas murieron mientras que disfrutaban de los  fuegos artificiales.Nos dicen preocupados que tengamos cuidado.  A parte de Caen la otra gran ciudad que nos queda es Rouen, pero eso da igual. Solo tienes que cruzarte en el camino de un loco de este estilo sin importar donde estés. Lo cierto es que hasta ahora no habíamos visto apenas policía, y hoy hemos visto ya dos parejas. Ahora comprendemos el motivo de las banderas a media asta.

Pasadas ya las 17h nos acercamos a visitar Dives Sur Mer y junto al cementerio a la entrada vemos un aparcamiento que dista 300 m de nuestro primer lugar a visitar en esta ciudad, Les Halles, así que no nos lo pensamos. Un grupo de media docena de autocaravanas están aposentados en pendiente.

Y vamos descubriendo esta coqueta ciudad. Las halles, un espectacular mercado del siglo XV donde todos los sábados se celebraba mercado. Es una impresionante estructura de madera apoyada en 66 pilares de robles que a su vez descansan en soportes de piedra.  En los pilares se encuentran también los escudos de armas de familias nobles que participaron en la conquista de Inglaterra con Guillermo el Conquistador.

Junto a este lugar encontramos la mansión de Bois Hibout, del siglo XVII construida en piedra blanca de Caen y que pertenecía a un ex ayudante de cámara ennoblecido por Luis XIV. En el siglo XIX, la mansión fue el hogar de una estación de policía. 

Aquí preguntamos por la aldea de Guillermo el Conquistador que encontramos muy cerca. 






Este es un lugar especial. Una posada del XV con patios  interiores  con corredores a los que se abren lo que en su día fueron  las habitaciones. Toda una belleza.   Y se mire por donde se mire hay un rincón con sabor. Es delicioso y único.  Su último propietario la adornó con jarrones, bustos de piedra y tallas que están dispersas por los patios.  Aquí se encuentra la oficina de información y Turismo donde pregunto por un sitio para pernoctar aconsejándonos el aparcamiento del cementerio y de la iglesia donde se permite únicamente durante 24 horas. Curiosamente, es donde la hemos dejado aparcada.

Después  paseamos por una deliciosa callecita que nos dirige a la iglesia de Notre Dame.  Y peco de nuevo. Me ha aficionado a los pastelitos normandos y lo primero que voy a hacer cuando llegue a casa es buscar su receta (lo hice y la reproduje. Deliciosa).

La iglesia está junto al cementerio y data del XI aunque ha sufrido varias reconstrucciones del XIV al XVI y por lo tanto podemos ver varios estilos hasta el  gótico flamígero. Vitrales hermosos cuentan la historia de la fundación de la iglesia aunque su estado  general de conservación no es muy bueno.

De regreso, trasladamos la autocaravana a un lateral de la iglesia  (49.284719; -0,096698), justo detrás de donde la habíamos aparcado inicialmente.  Hay una camper y una integral pero no vemos movimiento en esta última..

Ducha estupenda y ahora vemos nubes grises que se acercan por la costa. Mañana pondremos rumbo más al norte. Pero es aquí donde comenzará nuestro retorno una vez que hallamos subido hasta Etretat y Fecam. Nos adentraremos en el Valle del Sena hacia el interior, hacia Rouen.

SABADO 15. CIUDADES DE POSTAL

Recorrido: Dives Sur Mer- Beaumont en Auge-Deauville-Honfleur
Pernocta: Honfleur (49.41948°; 0.24187°)

A las 6,30 hemos oído movimiento. Coches que entraban y salían y eso que donde estábamos era casi como un fondo de saco. Cuando a las 8,30 salimos a buscar unos croisanes comprobamos el motivo. Estamos casi rodeados. ...¡de puestos de mercadillo!. Bueno, exagero un poco. El mercadillo está escasos 20 m de nosotros por lo que el aparcamiento estaba  muy solicitado y es que estos franceses madrugan. ¡Qué ilusión!. Un mercadillo a las puertas de la autocaravana. Ilusión….pero pesadilla para salir.
Así que hemos desayunado, yo un exquisito croisán espachurrado relleno de algo y con almendra amarga por encima, y nos hemos ido a visitarlo. Que es como todos, de todo y variado, pero en este descubrimos que en la zona de alimentación situada en la propia “Halle” y en el exterior hay varios puestos que venden ¡ostras! (y no es expresión)  y mejillones, así que sin mirar ni pensar mucho me sitúo en una de ellas, la de mayor longitud (por algo será) aunque espero muy poco. A 4,50€ el kilo de ostras que están clasificadas por tamaños según los números. Y a 4 euros los mejillones enanos. Un poco más de medio kilo de ostras para mi solita, y un kilo de mejillones que me llevo tan ilusionada como un niño con zapatos nuevos. ¡Por fin!. Ya no me llevo las olla sin usar. La fruta sigue estando cara. Las cerezas como baratas a 5 euros el kilo y cualquier tipo de fruta a unos 3€.  Y nos ofrecen queso, nos gusta y como nos comportamos como guiris auténticos, pues no las dan “con queso”, ya que lo pagamos  28 euros el kilo. En mi vida he pagado yo eso por un queso español. Y nos está bien empleado por no preguntar.

Entramos en el mercado que ayer vimos cerrado y que ahora está en plena ebullición como 16 siglos atrás. Parece que en este tiempo no ha perdido su función, su encanto, cobrando vida...

Cuando regresamos a la autocaravana  vemos que se ha cumplido nuestro temor: han aprovechado el pasillo central para aparcar  lo que dificultaría e incluso podría impedir que saliéramos pero justo donde estamos nosotros hay un hueco que inmediatamente reservamos hasta poder salir.  Luego comprobamos que no hubiera sido necesario pero mejor así.

Ahora rumbo a Beaumont en Auge a unos 20 km hacia el interior. Carreteras estrechas pero cuando nos cruzamos con otro nos apañamos bien.

Se encuentra en la Ruta de la Sidra y  leo que constituye una etapa ineludible del País de Auge.

Y la ciudad es una belleza. Tan solo es una calle central y algún que otro rincón pero resulta todo tan armonioso y elegante que es una delicia para los ojos. Nada tiene desperdicio. Casas de entramado de madera muchas convertidas ahora en restaurantes, bares, creperies, o tiendas diversas de regalos. Se mire donde se mire hay alguna casa o rincón bello.  La plaza central está rodeada de ellas a cual más hermosa y en el centro hay un mercado cubierto de entramado de madera.  Cerca de la plaza, una vieja casa solariega  del siglo XVI, también de entramado y vigas talladas.

Nos entretenemos en el pueblecito comprando alguna que otra cosilla y me invade la tristeza cuando me descubro mirando unos objetos que podrían gustarle a mi madre cuyo cumpleaños hubiera sido el 12 de agosto. Pero ya no está. Desde hace casi un año. Y mi padre tampoco. Con lágrimas en los ojos se lo compro a mi hermana.

Y descubrimos que en realidad el “calvados” es un coñac lo que justificaría su elevado precio.  Es una suerte que no nos guste.


Hay bodegas de sidra con sus lagares. Perderse por este pequeño rincón de la Francia bien merece una visita.



Ahora ponemos rumbo a Deauville.  
Y una vez allí nos metemos en un monumental atasco. Sábado por la mañana, cielo azul, temperatura estupenda. Es el primer día  de los que llevamos de viaje que paso calor así que  todo el paseo de la playa está atascado y no encontramos sitio donde aparcar. Damos vueltas y vueltas sin encontrar y empezamos a pensar que tendremos que irnos sin ver nada de esta ciudad, pese a que el lugar merece una visita detenida ya que contemplamos unas casas espectaculares,  de entramado de una arquitectura elegante y nada sobria que derrochan  imaginación y elegancia en  una combinación de líneas, ángulos, colores por todos los lados.

Pero cuando estamos a punto de desistir en una bocacalle junto a la iglesia vemos muchos sitios. Nos sorprende y miramos varias veces por si estamos en algún lugar privado o prohibido, pero no es así. Así que la dejamos (49.353977; 0.070361) y nos dirigimos en primer lugar a ver la Villa Strasburguer a unos 300 m de donde estábamos, cerca del hipódromo por donde pasamos dejando atrás boxes y más boxes de caballos que parecen estar vacíos.

Llegamos a una esquina  (49.351770; 0.073528) donde parece que está localizada esta villa, pero solo veo una casita pequeña que en sí ya es una preciosidad, confundiéndola con la villa. Angel me dice que debe ser la casa del guardés, como así comprobamos cuando unos pasos más adelante descubrimos en lo alto de una suave colina una espectacular mansión de unos cuatro cinco pisos cuyas formas parecen jugar caprichosamente: ángulos, líneas rectas y curvas, colores….y flores, muchas flores. Toda una belleza digna de ser vista. Erigida en 1907 y comprada años después por el multimillonario americano Ralph-Beaver Strassburger es un  arquetipo de las casas solariegas locales, seduciendo con su planta baja construida en dameros de ladrillos y de piedras y su piso de entramados.  Desde 1975 está inscrita como Monumento  Histórico.

Ahora ponemos  rumbo a la playa de la que estamos a unos 500  o 600 metros y aunque el sol aprieta, la temperatura es agradable. A nuestro paso vamos dejando hermosas  y elegantes casas que dan una idea del sitio tan singular y algo,  o muy “pijo”, en el que estamos.

Y entramos a la altura del centro de talasoterapia descubriendo los 653 metros de madera  (de Madagascar) del paseo de la playa que ofrecen un espectáculo sorprendente: un entorno impresionista donde los rayos de sol juegan con las nubes y los reflejos del agua. En la playa se extiende un campo de sombrillas multicolores que combinan con las tumbonas. Este colorido da alegría a la dorada arena de la playa y se extiendo a lo largo y ancho de ella.

Las cabinas que están al otro lado de este curioso paseo están dedicadas a alguna figura del cine.

A las cabinas las suceden puestos de finos restaurantes donde la gente se agolpa a comer a estas horas.  Observamos la decoración de algunos platos, digna de fotografiarse.

Ya podemos regresar y mientras lo hacemos, igual que cuando venimos, vamos fotografiando algunas que otras “chabolejas” que dejamos a nuestro paso. Hay muchas nuevas, edificios de apartamentos que simulan construcciones antiguas, pero la mayoría son mansiones antiguas, a cada cual más bonita, original y elegante.

Cuando regresamos vemos que el aparcamiento está ahora lleno pero no dejan de entrar coches buscando sitio. Decidimos comer allí y yo doy buena cuenta de las ostras. Deliciosas, superfrescas aunque tengo miedo de hacerme daño al abrir alguna ya que no tengo buena herramienta. Después de un breve descanso roto por las campanadas del reloj. -¡Qué manía tienen los franceses con esto!-. Y ponemos rumbo a Honfleur, donde estamos ahora (49.41948°; 0.24187°).

La pobre Tula se ha desmayado sobre el asiento y  ahora, en el área de autocaravanas de Honfleur, formamos parte de un grupo de casi 300 que han aprovechado cualquier hueco para instalarse, en orden. Hemos tenido suerte. Según llegábamos desde fuera he visto un hueco y pese a que Angel ha dicho de buscar otro, yo me he lanzado directa a él. Y hemos hecho bien porque no había ni uno solo. Hasta la bandera. Es un secarral, un aparcamiento sobre tierra junto al río Sena  y al puerto; tiene algún sitio más agradable que otros, lo que importa poco porque  no se puede elegir. El único atractivo es la villa de honfleur.

11 euros 24 horas. No tenemos ya luz. Pero el vecino de al lado nos pregunta si tenemos una especie de ladrón fino  y como no le comprendemos, nos lo enseña. Al contestarle que no, sin dudarlo pone el suyo y nos ayuda a conectarnos. Encantadores y solidarios.  Resultó ser un camionero que viaja por toda Europa y también por España, por cualquier punto excepto por  el norte, que no lo ha tocado. Ella habla como un loro y como si la entendiéramos y no son muy ingeniosos para hacerse entender,  por lo que tenemos que esforzarnos más para comprenderlos y comunicarnos.

Y nos dirigimos a la villa a tan solo cinco minutos caminando La encontramos cuajada de gente. Es una locura, todas las terrazas están llenas, las calles también, pero es que se entiende ya que el sitio es toda una belleza. Es una auténtico museo, todo él. Calle tras calle, rincón tras rincón  nos sentimos seducidos por ella. El pequeño puerto pesquero lleno de colorido y rodeado de pintorescas casas antiguas de piedra con entramados de madera y recubiertas de pizarra  se descubre ante nosotros . Es una preciosa postal, un conjunto que invita a perderse por sus calles, a deambular sin rumbo.

Perdidos por sus calles llegamos al granero de sal, un  edificio de piedra  con techo de madera del XVII que permitía almacenar hasta 10.000 toneladas de sal y que actualmente acoge  exposiciones, conciertos y conferencias.

Después nos dirigimos a la iglesia de Santa Catalina. ¡Y qué lugar más sorprendente y hermoso!. Es un magnífico edificio de madera de los siglos  XV y XVI. Su interior es  grande, espacioso y el techo, también de madera, sostenido por pilares del mismo material. Posee también unas  hermosas vidrieras.  

Es sencilla, única, mágica, ...magnifica. Y en el exterior, enfrente de la iglesia, está su campanario separado de ella ya que el armazón de ésta no podía soportar su peso, sobretodo sumando las campanas y porque de este modo también el peligro de incendio era menor

Después nos seguimos perdiendo por sus calles, callejuelas, rincones,....subimos, bajamos y cada casa atrae nuestra atención y disfrutamos de su contemplación. Es un museo vivo al aire libre y el puerto le confiere también un sabor especial. ¡Lástima que haya tanta gente! Porque con menos debe ser una delicia auténtica.


Estamos cansados, llevamos casi dos horas caminando. Son casi las 20 h y decidimos regresar para dar cuenta del kilo de mejillones, o mejor dicho, “mejilloncitos” que hervimos al vapor. Y no queda ni por qué preguntar. Buenísimos. Agradecemos a nuestro vecino su generosidad con la luz con una platito de embutidos y quesos españoles y  nos recogemos. Estamos muy cansados; quedan 15 minutos para las 22 horas. Todavía no se ha puesto el sol y  me iría a la cama aunque no creo que mi sueño fuera respetado ya que la gente está en la calle y excepto nuestros vecinos generosos, los de al lado son bastante ruidosos.

Mañana llegaremos a nuestro punto de inflexión: Etretat y Fecamp y temo las masas de gene que llenarán esta zona tan turística del país.


No hay comentarios:

Publicar un comentario